EL CANTO DEL MAR

Nada como el mar para respirar paz...
Desde sus crestas crespas y blancas
todo huele a plenitud,
todo sabe a eternidad.

El rugir de las olas rompiendo en la playa...
en esa entrega inicial de furia
pareciera acabar con todo
pero poco a poco, se convierte en mansa...

Acércate más, agua bendita!
Moja mis cansados pies con tu bautismo sacro!
Refresca desde la base misma a este cuerpo abatido
y dale vida nueva cada adormecido espacio.

Te llevas en cada hondo suspiro
un poco del dolor que he guardado...
A pulmón pleno te recibo
y mi sangre se mezcla con tu espíritu salado.

Entre los médanos firmes
resbalan dorados cantos
la brisa poquito a poco
los aplana grano por grano.

Las colas de zorro bailan
enhiestas tal cual un junco
no se resisten a lo imposible
multiplicándose entre los yuyos.

El horizonte azulado
promete romance y noviazgo...
a las orillas del mar
camina el amor abrazado.

Castillos de arena húmeda,
caen por el mar alcanzados
y los niños con sus palas y baldes
entre risas vuelven a armarlos.

Los colores y las formas
por la costa desparramados.
La música, risas y gritos,
se mezclan entrelazados.

Y yo, que miro un poco más lejos
buscando entre todos mi espacio,
cierro los ojos al mundo
y escucho del mar su canto.