Besaré tu infinito

Nace entre sombras tu abecedario…
Me hinco en el silencio de tu aura,
con la gracia de tu perfil, que se devela
en las páginas muertas de Hesíodo.
Un candelabro es la noche en la perpetuidad de tu cuerpo
donde emergen las siluetas de los pájaros siderales.
Ámame ahora, que del cielo pende la hostia.
Quiero ser barro para derretirme entre tus abrazos
y que el mañana no tenga tiempo en su funda de miedo;
hazme trueno en las madrugadas cuando tu vientre
desate su furia sobre las pirámides de mis pechos.
Una canción de mar emerge de tus ojos
y la sabiduría masónica de tu espíritu camina
hacia la cumbre de mi amor sereno.
¡Destrona el viento y que los dioses despierten!
En ti me hago navegante en una playa
esculpida por Bramante, para cuando el sol despunte
sobre las costas corsarias, ya esté libre de mis angustias.
Bajo un roble luminoso de luciérnagas he de bautizar
cada espacio de tu campo
y en cada sílaba susurrante que de tu boca escape,
besaré tu infinito con notas de Vivaldi.