Lo que no se nombra
No todo grita con rabia en la calle,
hay gestos que duelen sin levantar la voz,
miradas que excluyen, palabras que callan,
formas de herir sin mostrar el puñal.
El racismo a veces se viste de norma,
de chiste inocente, de excusa formal,
de puertas cerradas con llaves discretas,
de "no es el momento" o "no es el lugar".
¿Y cuántos lo ven y prefieren el lado
de quien no incomoda, de quien no dirá?
¿Y cuántos respiran un aire más limpio
porque otro respira con miedo y atrás?
Pero hay voces tercas que no se doblegan,
y letras que arden, y pasos que van.
Hay redes, palabras, ideas que empujan
el mundo cansado de tanto aguantar.
No basta decir que uno no discrimina.
El silencio también deja huella al pasar.
El cambio se escribe con actos concretos
y empieza en nombrar lo que quieren tapar.