Calle 100 a las 11

El transmilenio paró en la estación calle 100 a las 11:45 de la noche, Bogotá se torna más fría y las únicas luces son las de un cubículo del piso 14 de las oficinas de la calle 100, ha de ser el jefe, cogiéndose la muchacha más joven, por ese maldito aumento, pero no es mi asunto tratar los temas sexuales de las oficinas de la autonorte, o porque estoy solo en un f14 a las 11:45 de la noche, no es mi asunto, sé que el conductor lo piensa ¿ qué hace ese niño a estas horas por aquí ? No es su asunto yo opino, pierde menos el tiempo viendo las luces del cubículo del piso14; me abrocho el gabán negro hasta el cuello y cruzo las manos por el frío, veo Bogotá a la velocidad de un transmilenio a las 11.45 de la noche, las luces se unen y forman líneas amarillas, los andenes se unen a la calle, y pasando la caracas el olor a sexo barato entra, no es asunto mío ni del conductor, reconocer el sexo barato, el asunto mío entra en las estación de la calle 26, entra en la puerta de adelante, es cuestión de atender los asuntos cuando se presentan, aquella muchacha entra, fumando y el humo se ahoga en su pelo rojo, el cigarrillo es asunto del conductor, que pide que lo apague, me mira, no la impacto, y sigue la mirada hacia la ventana, mi puta timidez, se hace tres sillas adelante, y mi puta timidez, es la estación cds cr 32, y el asunto es que soy un cobarde.
Le miro el cabello, rojo como me gusta, se acuesta en las dos sillas, me mira, la estoy mirando, me exalto y caigo en vergüenza, no sé si me siga mirando, me imagino el cubículo del piso 14, ya debieron haber terminado el polvo, me despego de la ventana y fijo la mirada en ella, es asunto del conductor preguntarse ¿Qué hace a estas horas una muchacha por aquí?, no me desgastaría preguntado por ello, debo pararme y hablarle, que hoy sea el día, me paro y camino hacia ella, ella me mira y antes de acércamele me dice: Hola. Es asunto nuestro, hablar más.
Hermosa, lujuriosa, prohibida, bisexual pero hace mucho desea un polvo con un hombre, no puedo evitar una erección, es la estación banderas, ya no hay nadie en la estación, las bahías de los alimentadores están vacías y solo hay un alimentador que dice en tránsito en los andenes fuera de las estaciones, quisiera morirme en este momento, aquí con ella, sus sonrisa me recuerda algo de mí que ya no vive desde hace meses, su cabello es sexy, sus ojos cafés claros hacen olvidar las líneas amarillas a la velocidad del transmilenio, si las hacen olvidar, miro sus pupilas con dirección alguna, las veo más cerca, cerca, demasiado cerca, es un beso, beso de pelirroja, maldito y adictivo, no es cuestión de su cabello, si no cuestión de mi obsesión, ya puedo morir, no es asunto de ella esto, pero yo ya puedo morir, siento su labios rojo manchándome, sus manos en mi espalda, cada noche el ultimo f14 lleva dos asuntos que se juntan, al final se vuelven dos asuntos diferentes, es la estación tintal y en pleno beso me dice: me tengo que bajar.
Se va y me siento mareado, el trasmilenio se devuelve a la calle 1oo, el piso 14, las putas de la caracas, nada concuerda, el trasmilenio de devuelve y todo se revuelve, el cubículo de la caracas, las putas del piso 14, el conductor pelirrojo, me despierto, suena el despertador, el sol me cae al ojo, era demasiado para fácil para creerlo, hoy me quedare, no iré a la universidad, hoy me voy para más lejos, esperando el servicio f14.

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Escrito interesante, descrito con especial cuidado. Un gusto de lectura. Saludos.

Critica: