La casa y el solo hombre

poema de De Vilches

La luz fue un día tan fuerte
que las sombras
se fugaban al instante.
¡era de locos!.

Pero la idea de Platón
dejaba crucifijos
en los puntos muertos,
se aburrió del mundo sensible
por su poca sensibilidad,
y el "quizás"
era demasiado explícito
para tenerlo en la boca.

En su reencuentro
con el hombre moderno
se desprendió de su paraguas,
pasaba mañanas
alternando la lectura
de Nietzsche y el "Marca" .

Lo no real de la idea,
la idea de lo no real,
la muerte del positivismo,
el positivismo de la muerte.

Quizás fuera tan nihilista
que no creyera ni en el nihilismo
y buscara apariencias donde
el existencialismo no existe.

Entre "flores para Hitler"
y una guitarra rota,
se repetía a sí mismo :
"ahí llega el asno,
tan hermoso,
tan grandilocuente".

Comenzó a odiar
a los filosofastros,
a los artistas,
a los que pretendían
vivir como la naturaleza,
a los que imponían
que la naturaleza vivía,
¡necios en sillas de papel!,
¿quiénes eran ellos
para otorgar a la naturaleza,
(tan caótica, tan injusta,
tan derrochadora),
su idea de vida?,
Eran tan estúpidos
que preferían
un puñado de certeza
a un contenedor lleno
de hermosas posibilidades.

Ahora trabaja en una casa alargada,
fabrica flechas, y con ellas
le declarará la guerra
a toda la humanidad.

En la casa del cine
dice ser la soledad,
afirma ser las paredes del hombre,
una vez más.
Ahora dime,
¿dónde está el tiempo
por el que los héroes claman?.

A. G. Vilches.