LA VIUDA

A dos horas de casada
y ya viuda.
Tenía la edad de un brote,
la suegra la vistió toda de negro
y cerró puertas y ventanas.

Prohibió las tertulias, el piano,
la lectura y nada de pasear
en los jardines, podía leer una carta
de sus padres, mas no contestar.
¡Esto era un duelo!

La anciana enfermo de gran catarro,
nadie llamó a un doctor, la viuda
obedecía. ¡Era un duelo!
Mas pensó que era bueno y dejó entrar
a la muerte.

Ya libre del yugo en que vivía ,
abrió la casa y dio fiestas, llevo a sus padres
a la gran vida, amo a moros y gitanos.
Heredó de maridos que morían fortunas
y legados.

Tuvo los hijos que quizó y fue justa
con los criados, un día se vistió toda de rosa
y el céfiro y las aves, pasearon sus huesos
y su porte, hoy duerme serena el sueños
de los justos como ella.

Victoria Liberona Alvear.