Hora de colación

El amor no merece una palabra
Siquiera un verso
¿Qué aprendí en esta vida?
Quizá una pregunta lleva más amor
Lleva más amor que la palabra misma
Las palas del amor, esfuerzo, sacrificio
Las voces del amor, silencio, mirada y recuerdo
Las flores del amor, un gesto, una caricia, un regalo sin fecha
Para la mente, Corintios 13, por si logra comprender
Para el aire y el agua, la transparencia y una briza fresca, contemplación.
¿Qué aprendimos de la vida?
¿Había algo que aprender?
Es la vida la que enseña, cierto
Y uno, uno nunca fue alumno,sino, el mismo viviendo
Quizá una finalidad, ese fin que no tiene objetivo
Como la sombra de las hojas sobre los adoquines
Son lo que son
Como el humo del cigarro que tan prontamente desaparece desde su causa de fuego, materia y viento
Por eso no hay tal palabra
Es la muda sensación de un gran momento que habla por todo sin abrir la boca, sin mover un dedo
Como la gente que camina por las veredas
Saben donde van
Saben de donde vienen
Pero nunca llegan, porque nunca han salido
Donde las palomas detienen su vuelo
Donde caminan entre nosotros, mecánicas o sin gracia
No importa mucho
igual se van como la sombra de las hojas.

No
Donde no es un si
O un cierre que abre
Una anchura qué se angosta
Un andar sin camino
No hay palabra para el tiempo
Ni para las razones
Ni para el amor
Solo vale callar y regresar
Con la Luz de la noche
Con el amor que mueve la tierra y los pies
Con el grito de la paz ebulliendo de felicidad
Un día más de trabajo cuando el sol corre y corre en su causa estelar
La hora termina,
en mi paso se refleja mi sombra en los adoquines
mi carrera sin correr.