Sin mi otro polo

No se en que empiezo,
ni en que acabo,
sentirse solo,
de eso,
yo ya estoy acostumbrado.

No estar iluminado,
sin mi otro polo,
me siento como un monte,
un monte alzado,
alguien,
que a tu corazón esta atado.

Mis palabras cortan,
hacen que sangres como
las palabras de nuestras cartas.

Soy tímido,
pero a la vez malo,
tengo miedo a sostenerte de la mano,
no se que te pueda hacer
no se si te dañare,
o como siempre
callado me quedare.

No me des de tus alas,
que de ellas
ya he quitado
suficientes plumas,
y tú bien sabes,
que mis verdades
casi son nulas.

Véndame los ojos,
pies y manos,
para que así,
no te vuelva a hacer daño
ven,
y límpiame las manos
con tu bello daño.

Cantemos juntos
la bella canción
en las dulces melodías
de un negro piano