Mis lágrimas

Allá está mi niño, solo y adolorido.
Llorando en la oscuridad, un llanto sin velo.
Anhelando calor y cariño en un eterno suspiro,
pero encontrando nada mas, que un triste vacío.

Crecí con la esperanza de encontrar
un amor que me hiciera brillar.
Pero cada mujer que llegó a mi vida,
llegó para dibujarme una inmensa herida,
y colorear de tristeza, mis pobres sonrisas.

A aquella, le dije adiós, por temor,
creyéndome hacerla infeliz, si la retenía junto a mi,
a pesar de saber que se llevaba,
el corazón expectante en la mano.

Y se despidió diciendo que yo era el mas noble mejor hombre.

A una tal por cual, le entregue la pasión.
Pero no me valoró, mas solo me usó.
Me humilló y me pisoteó.
Como se pisotea aquello, que es sin valor.

Como si tuviera yo que pagar por un error,
me dio de beber la copa de la traición.
Se burló, se rio, y me ignoró, y llore, no por ella,
sino por mi despreciable y enclenque existencia.

Y sin embargo, me dijo, que era lo mas hermoso,
que jamás conoció, en el universo de las estrellas.

Allá, allá, está ella, con la que debute como salvador.
Llene de mi vaso medio lleno, el suyo vacío.
Y no hizo mas que mirarme cada día, con ojos llenos de frio.
Y estando a su lado, mas inmenso era mi vacío.

Pero que yo era el sol, único y especial, eso me dijo.

Y desaparecí. Como la lágrima de carmesí,
que desaparece en el mar.
Como el reflejo del cielo,
que desaparece en el cristal.

Cuando ya no creí en nadie mas,
cuando la humanidad me había pagado tan mal.
Cuando las nubes y las estrellas
eran mi única compañía y el cielo mismo ms sonreía,

ya por pura cortesía.

Apareció la niña. De cabello de sol.
De nariz de oro, de las diosas de Grecia.
Esta cosa tan llena de serendipia.
Esta luna vista desde el reino de la utopía.

Fue luz en mi oscuridad,
y sanación para mi dolor.
Fue ilusión, fue, una cosa,
que impactó, directamente mi corazón.

Ella me fue fiel y no me traicionó, creo yo.
No se me burlo, y tampoco me azareó.
Ella no me golpeo, no me comparo.
Ella, a lo mejor si me amó, digo yo.

Me alimentó, me cuidó.
Placer por mucho, me regaló.
Ella me limpió, ella me aconsejó.
Ella fue combustible, para mi loca ilusión.

Si. Pero, ella, también me destrozó. Tomo de mi pecho,
lo que quedaba de corazón, y lo extirpó.
Así, con las manos, se llenó de mi sangre,
mientras yo veía que mi corazón,
partido, seguía latiendo entre sus manos,

cuando repentinamente dijo adiós.

Caído y con trozos de corazón en la tierra,
me pregunto: ¿por qué este dolor?
Si solo quería compartir mi amor verdadero,
que me hiciera sentir entero y eterno.

Pero las lágrimas siguen brotando,
de un niño que aún vive en mi pasado.
Un niño que busca un abrazo sincero,
un amor que calme su dolor añejo.

Sigo buscando, con la esperanza viva,
de encontrar un amor que me haga revivir.
Un amor que me valore y me comprenda,
que cure las heridas que aún no cierran.

Ella no volverá. Primero el mar se secará,
el desierto florecerá, el cielo se volverá negro,
o del sol vendrá la lluvia, pero ella
jamas regresará.

Y ¿de que? ¿de que sirvió que yo fuera,
el mas noble hombre, el mejor, el sol,
el único y especial, el mas hermoso del mundo,
de todas las estrellas, el maravilloso y excepcional?

Si alguien ama, se queda, sino se aleja.
En nombre de la felicidad y la paz mental,
se disfrazan el egoísmo y la crueldad,
para efectuar los actos mas cruentos y cobardes,
contra aquellos que en su ingenuidad, deciden confiar.

En tanto mis lágrimas caerán a cantaros.
Mis lágrimas por ella, la que me olvidó.
Seguirán regando mis recuerdos mas tristes,
como cuando de niño lloré hasta desfallecer.

Y falleceré ahora, falleceré, y estos ojos secos ya,
nunca mas volverán a ver.