A Cevallos

poema de juglar

A Cevallos.
El árbol ya no dará más fruto,
te daban, por muerto en vida,
los gloriosos dediles que ahogaron
gritos jubilosos a unos
y extasiaron a otros,
tristes caminaban
al mastelero de las memorias
¡Qué equivocados, los sabios!
II
-Nunca más escucharemos
El rugido de las multitudes-
Sollozaron nostálgicos
Las fundas que cubrieron
Las manos de Ecuador.
¡Qué equivocados los guantes!

III
Equivocados los sabios
Equivocados los guantes,
Equivocados todos…
Pues, iba a resurgir.
Sí pudo renacer una raza entera,
Cómo no lo iba levantar,
cual Ave fénix que alzó su vuelo
Hacia el infinito y más allá.
IV
Y vino, vino el guacamayo
A renacer la esperanza
Vino el guacamayo
Con su verde esperanza
a resurgir al cañari que faltaba,
Y nos trajo al gran
Francisco Cevallos.