Con el corazón

poema de San Brendano

Estrujando el pecho, alguién desabotono mi camisa.
Sus parvas manos construyeron una fuente de Mana suspendido.
Por mi cuerpo, bajo el clítoris, subiendo, sollozando.
He allí el rechazo de la noctambula judía.

Soy virgen no solo de labios, sino también de hombres inescrupulosos.
Jamas un objeto intangible burlo las miradas del qué dirán
Estoy perpleja, callada, el mundo se revierte como una emoción pagana.

Soy uno de los tantos ángeles que gustan de flores y poemas.
Sé resentir la bondad y sus perversiones.