Plegaria a Fátima
Cuán fuerte pega el cuerpo contra el piso
cada mañana que de mí desistes:
Cuando sin querer traes al mundo
nuevas llagas,
a mi (ya sobrante) alma.
Culpables no fueron la impertinencia ni la vorágine del destino hierro
sino: de un pirata nauseo, la pólvora humedecida.
Aquél intento fallido que no cuenta ni participa,
la caricia tierna perdida durante el camino,
donde los fantasmas magullan el sentimiento y empapan el sentido.
¡Marchita sea la flor no nacida!
escondida aún en mi bolsillo, refugiada y temerosa.
Penuria miserable que reprime,
como óxido y grillete, como anzuelo y anclaje.
Cala en la oscuridad más profunda y luce en la superficie más pasajera.
(Al unísono, vuestros labios esquivos
y vuestras palabras firmes
desbordaron el volumen de mi corazón enmudecido.)
Comentarios & Opiniones
Exquisita obra que expresa en buenas letras¡
"Cuán fuerte pega el cuerpo contra el piso
cada mañana que de mí desistes:
Cuando sin querer traes al mundo
nuevas llagas,
a mi (ya sobrante) alma."
Reciba mis cordiales saludos
Marchita sea la flor no nacida! Escondida aún en mi bolsillo... muy bello y original poema Gustavo, saludos cordiales.
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