Poema IV

poema de NIETZS

Hasta la sombra de aquel árbol
donde nos besamos se extinguió,
la luna ya no inspira erotismo y pudor
en una roca vacía y estéril se convirtió.

No hay olvido para tus besos
pero perdí su sabor,
mil noches me traen tus ojos
junto a la muerte y la desolación.

Del aire el éxtasis se esfumo
como el sentido del pulsar de mi corazón,
la lluvia, inspiradora de nuestro amor
en agua molesta trasmuto.

Los manjares perdieron su sabor,
mi carne, fibra muerta
agusanada por la angustia y el dolor,
mis piernas, inmóviles ante la desesperación.

Sem.