un amor llamado eterno
poema de Salvador Hernández Muñoz
Tu fuiste el cáliz de mi dolor,
fuiste mi día y noche,
mi dulce sueño aterrador.
Pero bendita fue la culpa,
que a tus ojos me acercó,
y bendito fue el cáliz,
que a tus brazos me ató.
¡ay! suspiro al pasajero viento,
en efímero sentimiento,
¡Quién fuera del cuerpo la boca,
para sentir,tu dulce aliento!
¡y que se parta la tierra en dos
si es que yo a ti no te juré,
que mi amor sería eterno!
Comentarios & Opiniones
Un excelente poema nos entregas cargado de hermosas metáforas y bellos sentimientos. Ha sido un gusto leerte, poeta. Todas las estrellas.
muchas gracias. para mí significa mucho que un poeta de alta categoría como tu me valore positivamente