¿Será fe, Serafín?
Te cantaba y te leía
creía que te gustaba.
Resultó ser otra pérdida auditiva la tuya
hacia mi voz ya ronca y desgarrada.
Tosía, mi imagen se desvanecía aletargada
pues tu inefable semblante me culpaba.
Ojalá la mirada representara indiferencia,
pero ese no fue el caso el nuestro, mi amor;
ni siquiera existían visuales entre los dos
y el llanto desquiciado de mis ojos mustios
enfriaba en el ambiente el posible calor,
rompía mientras tanto la pasión y la inercia.
Corrimos y nos corríamos más deprisa que el tiempo.
Mi tez se desgasta con precisión por las lágrimas que la rasgan.
Hay sangre en mi taza de cada mañana.
El café siempre se me derrama.
Son lentos mis versos.
No sé si siento.
No sé si es cierto.
Recuerdo tus besos.
El apacigüe de tu timbre.
La calma para las aguas de mi alma.
El tormento al derrumbamiento del crepúsculo,
un temor absurdo e irracional sin sentido alguno
que me provocaba esconderme entre las sábanas
yacentes a una distancia absurda y sensitivamente irreal.
Creyéndome ahí,
teniéndote tan cerca que pensé y…
y creí, creí de verdad,
que estaba siendo cobijada por tus caricias.
Esas caricias tan llenas de deseo,
esos besos que me envolvían de un sedoso infierno y que sabía tan bien,
pero tan bien,
que en ningún momento pensé que,
podrías hacerme tan dependiente
de un amor absurdo y sensitivamente real.
Y todo, y tan poco,
desde el kilómetro 100 al 32.
Lamento el haberte conocido,
aún no te he superado.
Y si lo consigo,
te daré las gracias por haberme dejado.
Porque como ya te he dicho
has sido lo más dulce y lo más confuso,
lo más triste y lo más bonito,
lo más suave y lo más doloroso
que ha existido.
© Saida Cerdán
Pronto subiré la declamación en una nueva entrada, ¡quédate pendiente!
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¡Gracias!
Comentarios & Opiniones
Me ha encantado, S
Muy abierto, evocador, qué bien de ritmo!
Estrellas van
Un poema dulce y triste que describe el estado del corazón, aún dolido o conmovido por las emociones vividas. Bello poema, saludos!
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