Elegit Furgor

La lluvia no cesa,
los truenos no dejan de rugir,
los rayos no dejan de surgir,
del inmenso cielo gris…
Vi un día por mi ventana
una luz tenue que parpadeaba.
Mientras volaba a un lugar lejano
para ir dejando poco a poco mi pasado.
Cuando caigo,
rápido como el relámpago,
entre fuego y serpientes,
en donde la fuerza del recuerdo
me supera en creces.
Había yo sabido antes que así sería,
mí pasado me encontraría,
nos enfrentaríamos,
me obligaría a volverme a él,
me amenazaba con romperme
si empezaba a desaparecer.
Pues cuando el pasado representa lo futuro,
y tus cientos de recuerdos
te encierran en un rincón oscuro,
es ahí cuando empieza la soledad;
mil a tu diestra,
diez mil a tu siniestra,
pero tú sientes que todo está mal,
que necesitas de alguien más.
Cuando el propósito de tu vida
es volverte y romperlo todo.
¿Me entiendes?,
¿o estoy hablando muy a mí modo?
No fui fuerte para ganarle antes,
de dónde emanará fuerza para ganarle esta vez,
qué me hará decir que estoy listo a volver.
La lluvia no cesa,
memorias que no paran de gemir,
dolor que no deja de afligir,
al inmenso cielo gris…
Pero me adentro,
de poco a poco y estoy dentro;
la cruzada de mi vida ha dado comienzo
¿quién para pararme ahora?
¡Fuego y serpientes me acompañan en esta hora!
Ya me figuro en el horizonte,
regresando cual cenzontle.
Y me vuelvo fuerte
con las flamas de frente
y la cola emplumada de la serpiente.
Ganaré cueste cuanto cueste.
La lluvia no cesa,
la bestia clama por salir,
el fuego empieza a consumir,
al inmenso cielo gris…
Mi amigo enemigo pasado
a quien camaradas han llamado relámpago.
Mi amigo enemigo pasado
que va empezando a acobardarse.
¿Ves esta ciudad?
Alguna vez soñé con destruirla,
para así construirla de nuevo.
Pues los muros de mentiras
no paraban de causarme intriga,
al grado de volverse decidía,
al grado de tornar
a ser maligna la vida.
Dioses, crueles y traidores
¡Oh!, ¡qué enemigos tan pobres!
Mi amigo enemigo pasado
quien ahora ha abdicado.
Mi amigo enemigo pasado
que se volvió blanco.
Mi amigo enemigo pasado
a quien camaradas han llamado relámpago.
Mi amigo enemigo pasado;
fui yo seleccionado para derrocarlo.
La lluvia no cesa,
furia que no para de reír,
una risa que no deja dormir,
al inmenso cielo gris…
La lluvia no cesa,
un ímpetu impulsándome a seguir,
un frenesí obligándome a vivir,
y este inmenso cielo gris…
¡La lluvia no cesa!,
¡los truenos no dejan de rugir!,
¡los rayos no dejan de surgir!,
¡del inmenso cielo gris!
X)