Ecuación de la vida

poema de Quo vadis

La ecuación de la vida

En el silencio que deja una ausencia,
cuando parte un alma tan querida,
se siente el peso de la sentencia:
la resta amarga de la vida.

Mi madre, Delicia, en su partida,
se llevó un trozo de mi corazón,
mas dejó, en su sabia despedida,
un eco eterno, su bendición.

Y cuando todo parecía desierto,
el Supremo, en su gracia infinita,
sumó un milagro en el tiempo incierto:
nació Vasco, una nueva vida.

Resta y suma, un juego divino,
un balance que nunca se equivoca,
la pérdida y el don se hacen camino,
y en cada paso, el alma se toca.

Gracias al cielo por este diseño,
por enseñar que en cada partida,
nace la esperanza, surge el sueño:
así se escribe la ecuación de la vida.