Un dolor en dos adioses

El lloro amargo ya no cura,
el lloro dulce ya no existe,
quisiste irte de mi vida,
dejando mi alma lúgubre.

Y mis pensamientos desaparecen,
mis rojos sueños quieren dormir,
mis dulces palabras, que vivas eran,
negras, solo saben sufrir.

Agria despedida sin remedio,
nuestros males perduran, agravados,
sin hablarle el uno al otro,
¡Somos pobres desgraciados!

Y sin sentido hoy te escribo,
a ti mi amor, a ti mi vida,
¡Oh desdichado!, que siempre yo te quise,
aunque no como querías.

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Muy buen poema, un placer de lectura. Mis felicitaciones!

Critica: 
La musa del árbol

Róviez, que placer leer su bella obra. Saludos cordiales.

Critica: