LICANTROPIA

LICANTROPÍA
Observa la noche, será la última vez que lo hagas
oscura, sin fin, y tu moribundo, más escucha, aunque sea de forma vaga
un triste historia, con locura y frenesí como ninguna
llena de dolor, sangre y colmillos blancos como la misma luna

La conocí durante una cacería, una luna llena
compartimos la suave y dulce carne de la hechicera
no sé si era SABAT o un desenfrenado AQUELARRE
no recuerdo si mate de un tajo o tan solo fue desgarre

Corrimos como el viento, a los sitios altos del planeta
mi pelaje gris brillaba como la cola de un cometa
Jadiaba, gruñía y penetraba el hermoso plenilunio
revolvía la hojarasca; el selo, propio del mes de junio

Fueron nuestros los bramidos,
transmigramos nuestras almas,
fundimos en un solo aullido, nuestra noche con su calma
ella sudorosa, clavaba sus garras en mi espalda,
mientras yo enloquecía,
y arrancaba los últimos jirones que quedaban de su falda

Mi amor fue voraz, marejada violenta,
besaba y besaba sus fauces aún sangrientas,
y de pronto, una flecha, la saeta homicida,
partió su corazón extinguiéndole la vida.

Escape con el alba, con todo el dolor.
Me mataron en vida,
pues no hay vida sin amor.

El hombre la amaba, la bestia también,
y en la luna ya no encontraba resignación alguna.

Ahora, aún mi corazón herido, con eterno tormento,
tantos muertos, no quiero venganza, me arrepiento,
no más sangre; no apelaré más a la ley del talión,
gracias por escucharme, vete en paz, te concedo mi perdón.
RODOLFO ZAMORA