Mi mansión wicana

poema de La Brujita

mi mansión wicana
Llego a casa, camino por mi casa, liada, errante, camino vacía en la vacía casa…están esperándome enredos, conjuros, difuntos, fantasmas.
Me han escuchado llegar,…se movilizan, mueven sus lenguas al compás de la bruma quieta: “pequeña, somos los huesos rotos de la vida”. Me dicen, lo escucho…
En ese momento mi ropa de mujer bella, cae a los pies de los abismos; estoy desnuda, sólo una joya de angustias reluce entre mis pechos.
Entonces recuerdo el cuadro antiguo de mi muerta abuela, el que está escondido, guardado. Voy a buscarlo. Mientras camino hacia allí siembro pensamientos que quieren ahuyentar el instante. “El perfume de aquel hombre, que dejo caer de su botella, ese líquido que se transformó en el amor que no supo ser su versión radiante”; El cuadro antiguo sigue estando en el mismo lugar. La veo a ella, la retratada.
Su brazo está vestido con terciopelo negro y en la muñeca una pulsera de seda gris y rosa alumbra su mano, que en este instante ya es la mía.
Veo su palidez y noto hasta las imperfecciones del óleo: la pintura de carne de su carne tiene grietas que el misterio encerró.
Entonces me digo: en esta noche vieja liberaré a la dama del cuadro.
No me pregunten cómo, porque en los relatos no son en absoluto necesarias las precisiones, y pueden ser peligrosas. Imagínense que alguien me copiara la fórmula de abrir la puerta de los cuadros y salieran a pasear por el mundo personajes remotos, No me pregunten cómo pero sepan que abrí la puerta de la jaula del cuadro que estaba en la casa y que había heredado de mis abuelos.
De allí salió una mujer demacrada y desteñida, que conservaba sin embargo su belleza, que había vivido siempre enmarcada hasta que un día se quedó dormida quizás hipnotizada por tantos ojos que la miraban diariamente, y que despertó para nacer esta noche, rompiendo dulcemente telas blandas.
Juntas, guardamos el marco entre los trastos viejos. Ahora caminamos en cada traje que visto cada mañana, y miro en el espejo mi rostro demacrado y desteñido y ella se desnuda cada noche al llegar a casa entre los huesos rotos de la vida…