Llegaste

Llegaste sin hacer ruido, cuando las tormentas de la vida agitaban mi alma y creía que me asfixiaba.

Dulce niño sumergido en sus preciosos ojos azules del color del océano.

Náufrago en su cuerpo, sin miedo a perderme, ya que deseo en plena amplitud tocar su piel sin cautela.

Tu sonrisa, dulce niño, me despierta esperanza, ya no hay dolor, porque se disipó como la densa bruma nocturna de invierno.

Ansío escuchar los latidos de su corazón, reclinarme en su pecho inquieto, sanando el dolor que el tiempo clavó en su alma.

Eres como el arco de ébano y el fuego intenso que enciende el volcán de mis deseos.

Nuestras almas se cruzaron, cuando ronroneábamos ansiando por amor, te pido que no te vayas, quédate.

Sáname y permíteme que sane tu alma herida, bésame lentamente olvidando el tiempo y el espacio.

Que los únicos recuerdos que se queden sean los de los momentos de placer y felicidad que deseamos tener.

No te pido que toques apenas mi cuerpo pero sí mi alma.

Comentarios & Opiniones

Silvia

Que lindo y el final aún más bello! Felicitaciones y saludos cordiales!

Critica: