Manías irónicas

sentado en ese micro esperando un viaje corto,
entre gente que de apoco agobiaba mis costados,
colmando cada espacio entre gritos y empujones,
preocupada o distendida, pero sin consideraciones.

notaba como algunos solo por anticiparse,
disfrutaban del pequeño pero confortable asiento,
hasta varios dormitando o fingiendo estar dormidos,
encubiertos con un libro o música en los oídos.

no sé bien cuál fue el impulso que llevó a levantarme,
-tome asiento señora!, lo dije hasta con orgullo,
y casi puedo jurar, me arrepiento de mi audacia,
cuando ocupó mi lugar sin siquiera decir gracias.

el viaje no fue muy largo, pero si por la ironía,
que si damas, caballeros o hasta niños te diría,
aprenderemos alguna vez, (yo recuerdo, ¡lo sabía!),
con “permisos” llego lejos, por un “gracias” una sonrisa.

roberto peiretti