VÌCTIMA COLATERAL

Fue un sonido familiar que
sonó igual de sano que el de
días previos. Dos discretos tonos de
una melodía inapropiada (se lo dije).
La llamada buscaba claramente un
blanco fácil, sin aceros que perforar.
Un ser discorde con tragedias o mentiras.
Sonó un tercer tono y las tropas de la
vida arrebatada cargaron sus cañones de
metralla injusta.
Teo tiró de la anilla y la voz trampa
filtró el desgarro en su diario.
(18.15 me mataron).
Laura llevaba aguardando al civil
tres meses y tres semanas.
Francotiradora forjada en futuros
ajustó el punto de mira y
(Bang, Bang)
Clavó el crucifijo en la frente del
entrometido
(She shot him down).

Teo, tenemos que hablar.

Un hilo de sangre comenzó
un eslalon por la frente de Teo,
víctima de la guerra innoble de
dos países vecinos y amigos
(qué supo nunca él de guerra alguna),
Tardó en ser enterrado veintidós años
tras el deceso.
(Esquelas y pésames sí los hubo)
Teo existió en el mismo lugar y
ni un alma de Dios limpió
la sangre seca de su frente.
Nunca.