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poema de RaúlZárate

Te arrancabas pedazos de carne,
henchida de ira.
Tu memoria se difuminó
se fue desgajando.
Caminabas por las noches
con los ojos hundidos por el insomnio.
Pasabas tus días balbuceando:
En esta clínica me dopan
por miedo a que les corte la cabeza
de un tajo limpio y certero.
Anunciabas el fin de la tierra
vestida de mendigo-
Te vi cortando tus lazos con la vida
de todas las formas posibles
y resucitar sólo para repetir el proceso,
por puro masoquismo,
por puro aburrimiento.
Fuiste doble,
fuiste triple.
Iracunda y pacífica.
Hombre, mujer, hermafrodita.
Te perdías en tus creaciones.
Alucinabas día y noche con minotauros,
faunos,
y dríades.
Viajabas al pasado
para mezclarte con saltimbanquis
y farsantes de todo tipo.
Pero esa fue tu infancia.
Un día decidiste
observar tu reflejo,
con los miembros acalambrados
te quedaste inmóvil frente a tu mirada.
Desde ese día, locura,
te ríes por anticipado
de la risa de la muerte.