Las páginas que cedí.
Dejé de contar mis pasos,
Sin medir o definir a nadie,
Poco a poco con demasiado e ínfimo criterio quizás,
Por fin, ésta vez nací,
Contaba con un cuerpo maduro,
Huí de un pasado ciertamente inútil,
En ésta primera caminata al patíbulo,
Ya con mis pocas decisiones propias,
Algunos de los escritos más poéticos, los dí...
A una que otra chica les tocaron uno o varios de mis intentos poéticos,
Estos mismos inspirados por las compañeras que tuve y nunca me atreví a conocer...
Quizás algunos rastros queden, de hoja, de libreta o de cartas...
Paradójicamente a mi primera novia, la única, en cambio ni un solo escrito le dí...
Estos pocos intentos de dejar un rastro real,
De lo que percibí en mi pensamiento,
Son remanentes de un pasado que decidí destruir...
Y ahora estoy asombrado,
De lo increíblemente fuerte que pueden ser: una nota, una frase adecuada, una lágrima que se seca en mi hombro...
Comencé a vivir para dejar de escribir...
Ahora reconozco lo iluso que es contar historias de lo que experimentamos,
¡¿Como si pudiéramos transmitir lo que vivimos?!
En parte, porque vemos en las palabras de los demás mucho de lo que somos...
He aquí la prueba de que no es necesario vivir para escribir,
Más si es necesaria la escritura para vivir...
Esos versos, esa lírica, mi prosa que me llegaba en momentos de ilusión...
Los dí a otras personas quienes se quedaron con la hoja, el sobre o la libreta,
Tal vez ésta vez deba aclarar que vivo un par de dimensiones atrás de lo que experimento,
Es así que opté por regalar estos borradores,
De éstas primeras prácticas literarias,
Decidí dejar atrás las pruebas de que, efectivamente, me gusta entender las expresiones de forma literal,
Después de todo al darlas, también dejé ir los errores que cometí...
Más ahora en estos primeros escritos, por fin de mi autoría... Ya no doy,
Ni ofrezco,
Mucho menos vendo...
Ésta vez estoy convencido que lo que solía ver cómo irrelevante es sumamente importante...
Que la tecnología nos aparta,
Le quita valor al humano,
Y que el ser es más hermoso,
Es tan espeso y puro que un cuerpo no lo logra subyugar,
Es así que con toda mi intención me deshice de lo que había escrito,
Así mismo, quienes recibieron esos primeros intentos poéticos pagaron su deuda...
Les dí una hoja manuscrita, original y en buen estado,
Ellas muy posiblemente las habrán guardado,
Eso es lo que espero...
Que hayan entendido que a pesar de estar ahí a su lado,
De respirar el mismo aire y compartir la vida,
Les dejé pistas de quién soy,
No un niño, un muchacho u hombre,
Soy en ocasiones, entre otras cosas,cuestiones y acepciones...
Soy aquellas palabras que escribí,
Y las dí, incluso en hojas manuscritas...
Lo hice debido a que entre que batallaba con mis dimensiones limitantes para reaccionar y decir algo tan simple como un me gustas o un te quiero, incluso un te amo...
Solo fui capaz de volver a entregar por escrito lo que creí que debí decir...
Admito que lo dije, finalmente, hablé sinceramente...
Más descubrí que simple y llanamente las palabras que escribí impactaron más con su intensidad, su pasión, su intrincada postura para dar paso a la individual interpretación...
Y con cada vez que extendí mi mano,
Algunas sorprendidas y otras sin importarles tanto,
Todas y cada una de las chicas, mujeres y señoras tomaron mis manuscritos,
Son ellas quienes están presentes en mi obra, este intento por abarcar un poco de lo que quiero decir y en ocasiones no dije,
De todas formas lo que hablé fue por decir,
Más en cambio lo que escribí lo describí a través de la alegría, la armonía, mis amores...
Las páginas las conté con los dedos de mi mano derecha,
Más de ahora en adelante ya no buscaré páginas tan sólo para dejarlas ir...
Ahora escribiré y leeré en tiempo presente,
Simplemente comenzaré a escribir seriamente,
De las primeras veces que vi por primera vez a una mujer,
Es ella con su mirada que me atrapa,
Ella es la que me hace adorar las personas y detestar mis amados aparatos, las pantallas, las distracciones...
Ella me hace reivindicarme para de una vez por todas abandone mi afán por dejar ir más páginas y comenzar a permitirles leerme,
Al fin escribir en compañía,
A mi tiempo, con mi estilo,
Sin borradores, ni ningún rechazo,
Adiós a mis más valoradas mujeres, Tal vez crucemos miradas en otras partes,
Ajenas a dónde coincidimos,
Fuimos laxos para decidir si dejarnos ir, O intentar seguir,
Ustedes con sus deseos de ver en mí alguien que no soy,
Y yo que con tanto pavor,
Con mi desmesurada vergüenza
e inverosímil estupidez me atreví a dejarlas de seducir...
Comentarios & Opiniones
Un placer conocer su primera y reflexiva obra en Poenatrix. Un abrazo.
Gracias, también están dos poemas de mi antigua cuenta Cien noches y El sabor de tus lágrimas en el perfil Rick. Me gustó su poema titulado Percepciones,saludos.