Para Qué Hablás?
Presiento tu llegada, oigo tu caida
Y me estremezco ante tu imponente serenidad
Somos la culpa, somos la llegada
De un ángel de la muerte que perdió su manzana
Creemos en todo aquello que nos recuerda
A nosotros mismos
A esa parte de nosotros que evita
Conversaciones molestas y poco productivas
El erizo de mar lanza la primera pregunta
Los ciegos aplauden
En el fondo de la catacumba
Recide el último hombre
En el fondo de la luna
Recide la última mujer
Y juntos verán llegar el último
El último de los primeros dolores
Mea culpa dirán los aprendices
Aquellos niños cuyos padres optaron
Por separarlos de su esencia
De aquello que los hace únicos
De aquello que intentan sacar
Gritarán los pormenores de la circunstancia
Elitista como la confusión no hay otra
No hay otra que pueda resumir
Con tanta elegancia
La podredumbre de nuestras debilidades
Permaneceremos absurdos hasta que
Nos saquen de nuestro lugar sagrado