Episodio desesperado (elegía segunda)

poema de Piero Abanto

¿Qué hace el ente conocedor su destino?,
alimentar a su ilusión es matarse de a pocos,
amar lo que no es para él lo atormenta,
y maldito sea su ímpetu si es lo que más adora...
la decisión ya no es mía, mi amada.

Vete, corre a tus montes,
vive el amor que te mereces,
donde el futuro llega a todos,
donde las risas se comparten
y la armonía se junta con los hombres, mis enemigos.

Vete antes de que nazca el día,
antes de que las aves canten,
antes de que vea mi reflejo en el río,
que cada alborada es una ironía para mi alma,
que en cada reflejo veo al que nada vale
y del que todos corren...
Vete y no te quedes más.

Vete que así como te he amado te puedo odiar...
Para los miserables, nuestro odio es un deporte;
Deporte que otros creen que juegan... Charlatanes
Deporte que creen que resistirían... Ilusos,
pasatiempo de la desilusión sin mañana,
Vicio que solo lo juega el desgraciado,
Partida desdichada que nunca acaba
Desamparados jugadores
donde gana el más cercano a su propia hoguera.