¡Dios debe existir!

Primer acto

Tu desnudez posa en mi horizonte

Segundo acto
Me anido en tus curvas y formas
hasta darle forma al siamés.

Tercer acto
Disipo la bruma de la fugacidad
en la sucursal del ritmo y la cadencia.

¿Cómo se llamó la obra?

¡Dios debe existir!