Alguna vez he marchado con la muchedumbre, y he cuajado en aquel rebaño; más de un alarido desertor.
Busco signos que casi todo mundo ignora, y bebo de ellos la esperanza
que no encuentro en lo que algunos llaman vida.

No soy un ciego ante el retorno de las mariposas; cuando se avista la soledad en el concreto.
Hoy me circunscribo a la ternura del loro cuando con gran maestría abre la semilla de girasol.