Uno, dos, tres.
poema de Ataxia
Lo recuerdo. La última vez que olí su perfume, ese mismo día, Dios mostró
su lado más humano.
Un breve suspiro, dos segundos con los ojos cerrados y tres latidos,
precedieron al silencio.
Una carta, cuatro líneas, destrozaron mi alma alicaída.
Efímeros pétalos, que se extienden, bajo la piel más pura.
Y el maldito tiempo, con desazón murmura.
"No me esperes, bajo el árbol;
no me llames, al trigal.
Los viejos días han pasado,
y amor, en estos, no encontrarás"
Comentarios & Opiniones
Qué desdicha. Pero me encanta ese Dios mostró su lado más humano. Y ese No me esperes, bajo el árbol, no me llames, al trigal.
Un cordial saludo, este poema lo escribí pensando no en alguien en concreto, sino en el paso constante del tiempo, y de nosotros mismos.