15 Años merecen un buen final

Esa mujer de rodillas camino del santuario,
las campanas de domingo que no dejan de sonar,
las velas no consumidas del último aniversario,
y la espada de corsario, con la que entro a matar.

Las cartas que no se abrieron de amores no consumados,
naranjas que si se abrieron buscando la otra mitad,
las risas medio veladas de dibujos animados,
y un grito contaminado, que no llega al de Tarzan.

Un despido improcedente que no llegó en buena hora,
una llamada a deshora, una quedada en un bar,
un programa equivocado al poner la lavadora,
y aquella ametralladora, que encasquilló al disparar.

Palabras que se dijeron sin pasar por la censura,
miradas que se clavaron como agujas en la piel,
la escarcha no derretida por falta de calentura,
y esos gramos de dulzura, al abrir tarros de miel.

El mundo es un carrusel y a este pobre par de corazones
siempre le sobraran los motivos y le ampararan razones,
para darse un buen adios por los servicios prestados,
para sentirse orgullosos de media vida en común,
para los pequeños golpes nunca hizo falta atestados,
15 años se merecen acabar en amistad y en una buena salud.