ELLA NO QUERÍA SUCUMBIR.
Ella no quería sucumbir ante la tentación,
de satisfacer sus lujuriosos deseos
que la llevaban a soñar con una morbosa fantasía,
porque en su mente se había despertado
un ardiente y pecaminoso pensamiento,
que rayaba con su moral,adiós tabúes y prejuicios.
Temía que su debilidad doblegara su voluntad,
y cayera rendida en aquellos brazos
que ella en el fondo de su alma tanta anhelaba,
trataba de evitar sin conseguirlo aquellas miradas
tan insinuantes que parecían derretir su trémula figura,
comprendía que aquello era un presagio
para una inevitable tempestad de intensa pasión.
Ambos estaban tan cercas uno del otro,
que podían quemarse con sus alientos
de pronto sucedió lo inesperado,
y sus ansiosas bocas se fundieron en un ardiente
y excitante beso que les hizo temblar,
hasta la última fibra de sus convulsionados cuerpos.
Aquello fue el detonante para la explosión,
de una incontenible carga de inmenso erotismo
ella cual hembra muy apasionada,
sitió que su anatomía vibraba sin poderse contener
y sus caderas sin control comenzaron una danza,
al ritmo de sus emociones mezclados con lujuria
sintiendo que se consumía con la hoguera
que le quemaba por dentro sus entrañas.
Brotaron de ambos pechos jadeos y gemidos entrecortados,
palabras desarticuladas que evidenciaban
el camino sin retorno de un orgasmo incontenible,
y explotaron en un clímax cuando llegaron al éxtasis
de una maravillosa sensación indescriptible por demás,
que los dejó extenuados en la cama
ella debajo de aquel vibrante cuerpo varonil.
Su desnudez era alucinante y embriagador,
en aquel mágico instante le prometió
que nada ni nadie le detendría en esa decisión,
de ser para el su fiel instrumento de excitante placer
porque jamas nadie le había hecho sentir tan mujer.
Estaba tan absorta en su promesa de amor,
casi al borde de la demencia sexual
que no se había dado cuenta cuando se de intimidad
emanaban los jugos con un profundo aroma a sexo,
que impregnaban la piel de los dos
con una mezcla de pasión que les excitaba todo sus sentidos,
eso era la apoteosis de lo sublime y lo divino
que se apoderaba sin control de todos los sentidos,
no cabían las palabras,solo se escuchaban
profundos gemidos y quejidos,
de aquellos pechos ahogados en su delirio de amor.
BARQUISIMETO VENEZUELA 04/09/2016.
AUTOR: ADJUNTA OMAR.
RESERVADOS LOS DERECHOS DEL AUTOR.
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