Tropiezos

No le vi venir.
Me encontró
hundido dentro de las cotidianeidades
en mi vida,
un día más
ya no recuerdo bien cual,
han sido tantos,
hasta entonces no lograba diferenciarlos más que por un nombre,
todos resultaban un poco lo mismo.

No sé bien en que es lo que me encontraba pensando,
quizás solo estaba embobado con las piernas más perfectas
y ese trasero hipnotizante
de aquella muchacha a quien iba a ver al mismo café cada mañana.

Tal vez me encontraba con la cabeza en esa reunión del otro día,
ya no recuerdo bien cual
o quizás pensaba en el reciente fallecimiento de mi tía,
en lo que no dije y debía.

Todo aquello tampoco me permitió estar muy atento,
vivimos arriba de la micro
ensimismados en nuestros problemas
muchas veces solo lo son porque así los vemos,
quizás por eso no le percibí,
definitivamente me pillo de improviso.

Es muy cierto,
cuando uno deja de buscar
aparece lo que uno esperaba encontrar,
yo ya había alcanzado la conclusión de esto,
no me iba ocurrir,
por eso continúe con mi vida,
perseguí cuanta meta cortoplacista lograba proponerme,
esta vez traía una grande entremanos,
por eso no pude,
no pude esquivarle.

Recuerdo la primera vez que le sentí,
llovía a cantaros,
había despertado en mi rutina de siempre
y me encontraba realizando el mismo recorrido que ya tenía perfectamente cronometrado,
inclusive para un día de lluvia media.

Venía escuchado la tercera canción de la lista que tenía ordenada para días como ese,
cuando un maldito auto azul que doblaba en la esquina de Salvador,
bordeo la acera mojándome hasta los calcetines,
lo maldije,
a él y a todos los seres vivientes,
a los muertos, nacidos y por nacer,
despotrique en 5 idiomas,
muchos inventados
hasta que le escuche,
sabía que era especial,
no recuerdo el motivo por el cual le preste atención,
solo asi fue,
le escuche reír
y reí también,
aunque no entendí cómo logre cambiar tan sencillamente de ánimo,
me di vuelta
y solo vi negros y grises,
no pude diferenciarle,
me asome a la esquina,
quería saber,
pero tanto paraguas sin vida no me permitió encontrarle,
salte sobre una banca,
me gire en 360 grados hasta que lo logre,
debía de ser,
¿quién más podría de ser?
le vi,
vi uno verde,
ya había llegado a la otra cuadra,
era indudable,
quien más tendría uno
un paraguas verde con cara de sapo,
que girando y bailando
contagiaban aquella oscura mañana.
Solo podrías de ser tú.

Pasaron algunas semanas,
había olvidado el sapo bailarín
y la hermosa peste de su risa aunque contagiosa,
se tornaba cada vez más distante,
casi retomaba mi gris cotidianidad
hasta que volví a sentirle.

Le vi de lejos,
me descoloco nuevamente,
cantaba fuerte en un idioma indescriptible
alguna canción que aún no he logrado reconocer,
quizás aún no he escuchado,
o
ni la han inventado.

Íbamos por Huérfano en direcciones opuestas,
mientras nos acercábamos el tiempo comenzó a sentirse más y más pesado
esto hizo que todo fuese más lento,
con mucho esfuerzo logre dejar de mirarle,
no quise que pensara que podría ser un loco,
no le quería dar esa impresión
pero necesitaba llamar su atención,
no supe que hacer,
comencé a transpirar,
debía verme terrible,
tampoco quería que me viera así
pero sentía que necesitaba ser parte de su vida,
muy torpemente le choque,
así pude sentir su olor por primera vez
pero no fue solo eso.
Ese segundo me traslado por un momento a lo más distante.

El tiempo se detuvo y le aproveche,
aproveche de sentirle,
era como
si Kairós me premiara congelando el momento más lindo de mi vida
y ese fue.
Fueron meses los que pase buscándole,
buscando,
buscando
buscando encontrarle.

Conocí todos los tribunales,
superintendencias,
oficinas,
restaurantes,
almacenes,
farmacias
y etcéteras
que había por el sector,
tenía que estar por ahí,
solía salir a dar vueltas únicamente,
vagando,
a veces tomaba el metro e iba a almorzar a otros barrios,
partí probando con los más distantes de cada una de las líneas,
el tiempo que empleaba en el trayecto solo me permitía almorzar tan solo un rápido italiano con bebida exprés para poder volver a tiempo al trabajo,
es que necesitaba verle.

Otros días solo me quedaba en la misma vereda,
de esa manera evitaba el circulo vicioso de estar caminando al mismo tiempo en distinta dirección.
En esa esquina se fueron muchos días,
jamás los sentí perdidos.
Para esta rutina aprovechaba de traer comida ya más sana de la casa,
nada de tomar,
no podía,
todo sería en vano si bajaba la guardia.

Más de un carabinero se percató de mi actitud sospechosa,
a saltitos en la esquina gane varios enemigos
no importaba,
lo que importante era volver a verle,
para eso ocupaba las noches
y la imaginación.

Imaginé muchas formas
formas curiosas de cómo llamar su atención sin tener esta vez que golpearle,
sabía que nos encontraríamos nuevamente,
no podía permitirme perder esa oportunidad,
planee muchas opciones,
me encontraba decidido,
tendría que ser simpático
y seductor pero natural,
tampoco podía mostrarme tan interesado.
Jamás pensé en contarle todos los años que viví prisionero de nuestro próximo encuentro.

Intente olvidarle,
le imagine con muchos kilos encima,
le torcía la nariz,
le tapaba en pelos,
con muchos hijos agarrados de sus brazos,
cansados y colgantes.
A veces le cortaba el pelo y ponía bigotes que salían de la nariz
pero aun así con el recuerdo distorsionado y caricaturizado de su imagen,
aun de esas monstruosas imágenes
no lograba dejarle.

Muchos años más
le soñé,
soñé con ese momento,
lo repetí,
tantas veces que de otra forma no podría haber calmado mi ansiedad,
resulto siendo la mejor terapia en la espera de su encuentro.

Modificaba leve o bruscamente la historia,
siempre imagine que viviríamos muchos años juntos,
imaginaba como serían pero casi nunca los repetía.
Tenía mis favoritos,
una vez después de un matrimonio y mucha locura,
soñé con una muy extraña vida juntos,
la que con el tiempo termino por convertirse en la más reiterativa de mis sueños,
sin embargo no pude permitirme imaginar solo una posibilidad,
de esa forma no lograría ser objetivo,
aunque tenía claro que al momento de conocerle todo sería diferente.

Recuerdo justo el momento antes de la caída.
Figuraba tomando desayuno,
en un café nuevo
de la última estación del metro Inés de Suarez
reciéntemente inaugurada,
no sé porque imagine que quizás vendría a cantar por estos lados.
Y así fue.

Nos miramos

nos besamos
nos fugamos
corrimos,
cogimos,
siempre de la mano
disfrutamos
nos encamamos
Nos besamos.

Comimos
nos comimos,
no nos separamos
anduvimos por muchos lados
yo ya en todos había estado,
pero ahora
siempre de la mano.
Amamos
por muchos muchos años
nos besamos
proyectamos,
más que nada
disfrutamos
hasta
que,
por estupideces nos dañamos,
y
luego

aterrizamos
.

Autor:
Poesía: Nico Scepanovic.
Imagen: Nico Scepanovic.
Todos los derechos reservados.

Comentarios & Opiniones

Nico Scepanovic Araya

Si bien no es un poema, parte de él encuadra al ser un texto semi-narrativo, decidí publicarlo aquí, de otra forma quizás quedaría prisionero en algún archivo junto con muchos otros que por no clasificar dentro de la categoría morirán sin ver la luz.

Critica: 
La Dama Azul

Mi reconocimiento al compartir una obra con un tan personal; por lo que acuerdo con voz al expresar que se requiere abrir las jaulas de todo aquello que se lleve dentro para dar libertad y seguir.
Reciba cordiales saludos.

Critica: 
La Dama Azul

"Amamos
por muchos muchos años
nos besamos
proyectamos,
más que nada
disfrutamos
hasta
que,
por estupideces nos dañamos,
y
luego

aterrizamos"

Critica: 
Orlando Silva

Mi Buen Amigo y hermano Nico Scepanovic,"Tenía mis favoritos,
una vez después de un matrimonio y mucha locura,
soñé con una muy extraña vida juntos,
la que con el tiempo termino por convertirse en la más reiterativa de mis sueños," Muchas Gracias

Critica: 
Orlando Silva

por compartirlo hermano muy agradable asi es la vida, excelente, MUCHAS ESTRELLAS PARA TI, UN FUERTE aBRAZO DESDE vENEZUELA..

Critica: 
Orlando Silva

Hermano ya le estoy siguiendo puede ver mi foto en su perfil seria un honor que me siguiera, le invito a leer: https://poematrix.com/autores/orlando-silva-morles... y muchas Gracias

Critica: 
Nico Scepanovic Araya

Muchas gracias por sus palabras Orlando Silva y La Dama de Azul, muy agradecido por su visita

Critica: 
Joelfortunato

Saludos cordiales. Su obra es agradable, reflexiva, amplia, sentimental, proporción hay entre el tema y los medios de plasmarlo. Su destreza narrativa es encomiable. Felicitaciones. Reciba mi respeto y amistad. Paz y salud tenga.

Critica: 
Nico Scepanovic Araya

Joelfortunato muchas gracias por tan bellas palabras!

Critica: