OTRA VEZ LA NOCHE

Otra vez la noche
deja caer sus cristales profundos
sobre mí,
profundo y asediado
por el tedio y los días.

Lentos números y letras
me convierten en un pulso,
y el tiempo abre abandonadas sucursales
en mi corazón dormido.

¿Por qué?

Otra vez,
de nuevo,
nuevamente…

La noche deja caer sus mitades obscuras:
sus ciruelas tenebrosas.

Como un látigo
la madrugada me lacera
y tengo miedo
de que no amanezca.

¿Por qué?
Por qué!

Yo me senté
una mañana, tranquilo
a la orilla del mar sobre la playa
y me dije:

“Con tranquilidad,
paciencia,
dedicación y perseverancia
todo se logra.”

Pero no.

Tengo miedo de enredarme
una vez más entre las hiedras.
De tropezarme otra vez entre las piedras.

La oscuridad dibuja sus interrogaciones
noviembre desarrolla espirales que me envuelven,
no queda más remedio
que cerrar los ojos.

Entre pensar y no pensar,
se desarrolla una moneda
que lanzo hacia el cielo y
no lanzo a ningún lado.

Quisiera estar cerca de Valdivia
para perderme entre las hojas
y caminar por costanera
para olvidarlo todo
y ser un ente perdido en el crepúsculo.