VOLVER A MÍ

Cuando el agobio abruma lo único sanador es vomitar lo que estoy sintiendo a través de un texto, dibujo, canción, grito o cualquier expresión del alma, seguir trasmitiendo la energía a otros o a mí mismo para continuar con el proceso de transmutación, transformación de la energía densa a energía sutil, usando también la respiración consciente, el cambiar el ritmo de vida a uno más tranquilo y vibrar armoniosamente brindando amor a cada ser a mi alrededor, compartir lo poco que tengo para valorar lo mucho que soy, recordar la fuerza mágica y maravillosa que nace de la virtud del amor, abrir los ojos a nuevas perspectivas, escuchar solo aquello que nutre el alma, lo demás echarlo al caño, vivir la vida en el presente sin pensar demás en absolutamente nada, nada más que en mantener una respiración profunda y tranquila, para avivar la fuerza del cuerpo físico, dejar a un lado los detalles feos de cualquier actitud y tomar solo aquello que sea un aporte al corazón y a la mente, avanzar paso a paso, crecer día a día, entregando lo mejor de si mismo para poder encontrar lo mejor del universo a donde quiera que vaya, componer los momentos, los instantes usando el lienzo y equilibrando la emoción, así, siempre que mi boca se abra se abrirá para llenar de luz y armonía cada rincón de mi ser y cada espacio del lugar donde esté, como creando una atmósfera mágica donde todo vibra y brilla con una emoción de colores, de la misma manera mi alma y mi corazón se expanden en un sentir de plenitud y mi mente despierta un poco más a cada segundo, porque lo único que necesito es volver a mí, ser quien soy sin pretensiones, amarme como amo a todos alrededor y cada situación, porque el amor es el impulso que mueve la existencia.