Un reloj

poema de Lunática

Solo tengo sueño, todo el día, toda la noche. Es la forma que me dice el cuerpo que ya no da más. Solo quiere estar acostado y muerto. Osea soñando, no es que me divierta soñar. Parte de mi tiempo pasa muy rápido, y yo solo quiero intentar salir a flote. Pero veo la cama y es la única que me entiende.
La almohada, la grande me ensordece de los dolores que tengo detrás de la puerta. Y la pequeña me brinda el apoyo que hoy, necesito.
Dentro de la habitación hay un reloj, que el muy cabrón se empeña en hacerme recordar que detrás de la puerta hay un mundo, y que tengo la armadura al final de la cama.
Tic
Tac
Tic
Tac
Ya no lo aguanto. Es como estar en el infierno.
Tic
Tac.
Me despierto asustada 4:30 de la madrugada.
Y el me observa con sus agujas, ardiendo
Tic
Tac
Me vuelvo a dormir, aún no es momentos de salir al frío invierno y combatirme la vida.
Tic
Tac
7.30
Porque no me dejas dormir un rato más?
Porque me haces asustar?
Las conversaciones que tengo con mi reloj, mi cama, mi almohada son las más coherentes últimamente. Sobre todo porque no puedo salir de esta habitación.
Yo sé que no hay nada afuera.
Y que el reloj de vuelve silencio si le saco las pilas.
Y que la cama no es solo más que una cama.
Y que la almohada, es solo una almohada.
Pero mírame que se supone que deberíamos hacer, porque lo que querés y lo que deberías y todo y el deseo y el amor. Ni vos, ni yo. Ni él. Ni ella.
Que debería hacer si se supone que hay un reloj que me habla y me dice que no siga, pero la almohada me dice que quizás hay una minúscula posibilidad de que el deseo sea tan grande como para que en la cama estemos vos y yo.
Minúsculo
Minúscula
Es inmenso a nada.
Yo pienso, porque no me dejas en paz?
De que sirven 4 días a la semana, solo 2/3 horas de besos. A toda una vida de infidelidad?
Tengo un reloj que me aconseja, y se queja de que seas tan pendejo.
Puja la idea, de que no es tan complejo el hecho de despedirnos.
Porque no me dejas en paz? Tengo una almohada que me acompaña, y se empeña en hacerme sentir que vos no estás.
Porque no me dejas en paz? Mi cama no me quiere soltar y yo tampoco quiero avanzar.
En fin, todo se resume a que los relojes casi siempre tienen un acuerdo con las almohadas y las camas.
Tiene mucho sentido, porque uno depende del otro.
Y claro, porque los cuerpos cansados y las mentes vagabundas siempre terminan en una cama. Pero el reloj, el reloj es cuando deciden que estos objetos tan inmensos concuerden un tiempo de estadía.
Entonces la cama ya no depende del cuerpo si no del reloj, que cuando marca la hora de vencimiento, la cama pasa a ser cuerpo, y el cuerpo pasa a ser hora. Y la almohada, almohadón.