El bohemio

Dejémonos consumir por la noche como si fuéramos la cena de la serpiente, para revivir por la mañana desde sus entrañas y volvernos infinitos...

Soy bohemio porque me debo a mis demonios; esos que me hunden solo para expulsarme con una inercia forzada.

Adicto a mis excesos que me cambian de piel en múltiples quemadas, y me han convertido en mil seres de inquietante fachada.

Furioso como las tormentas, los truenos y el viento. Imperfecto como los ríos, las montañas y el mar.

Amante de la luna que se viste del sol. Un niño que come hasta provocarse una arcada, que se encuentra enamorado del todo y de la nada.

Atraído a lo dulce y a lo amargo de la vida, que coquetea con la muerte en su vertiginosa llamada.

Intenso para amar, para sentir, para existir; que se consume en cada sensación como terrón de azúcar hundido en verdes hadas.

Un hijo de la noche que anhela la mañana, un sueño incompleto que despierta de madrugada.