ALEJANDRO, ALEJANDRO, ALEJANDRO
ALEJANDRO, ALEJANDRO, ALEJANDRO
Todas las tardes al ponerse el sol,
a la misma hora en que Alejandro jugaba con un balón
su madre está muy quieta con la mirada perdida,
aun recuerda con tristeza
y siente írsele la vida,
le falta mucha fortaleza
para olvidar el día en que por un gol
un coche a Alejandro la vida le quito
la hora ha llegado y ella grita:
Alejandro, Alejandro, Alejandro...
hasta que no le quedan fuerzas
y cansada y con tristeza
recuerda a aquel pequeño precioso y tierno,
que ahora sería un hombre hecho y derecho
y como aquel día desde aquel siniestro,
lo llama hasta la salida de la luna imponente,
y por fin su corazón sangrante
no aguanta mas,
y se da cuenta que Alejandro no volverá jamás,
y que sus gritos de dolor,
son solo una esperanza fugaz,
en medio de la eternidad pálida y fría
de su candidez perdida,
en la oscuridad de su vida
y que solo por un segundo eterno,
vive Alejandro, Alejandro, Alejandro...
Comentarios & Opiniones
bellas letras cargadas de tristeza hay en tu obra, es un gusto leerte, saludos.
Gracias, Jaime Regal y Giann-poe por sus buenos comentarios es gusto saber que les gusto mi poema,muchas gracias, saludos.