A las Musas

En las hediondas yagas de mi corazón
me atrapó la soledad.
Observándome la luna lloró sangre y tinta derramada en mi ser.
volé entre las estrellas y me dijeron al oído un secreto que nunca olvidaré, y desperté entre las sabanas de seda al lado de una musa,
amado, colmado,
comencé a escribir lágrimas de tinta en el cuaderno sintiéndome niño otra vez,
Y escribí los versos exiguos más bellos que jamas había escrito,
la palabra fue verbo y el verbo sentimiento,
la pluma mi conciencia y mi conciencia clara,
escribí al lamento al tormento ...
Colmado, partí a lugares donde complacer a la musa rosa espinosa y delicada musa,
a veces odio, otras, amor,
pero yo amaba ese celestial sentimiento,
grabando un legado
forjado,
intentando resarcir mi conciencia;
la amo,
sin ella mi sangre no sería tinta ni mis lágrimas sangre,
pudiendo observar la vida como si hubiera vuelto a nacer.