No es otro estúpido poema de amor

Seguí esperando cien ocasos del sol y mil colisiones de comentas, se extinguieron varias especies de animales, pero mi animal interno estaba como bestia buscando a bella.

Apareciste misteriosamente, hiciste un puente entre las dos dimensiones para volver a alunizar en mi mente.

Para mí que habían pasado 7 siglos sin vernos, tú que eres musa de la lírica, me mirabas en silencio y no decías nada.

Ya he olvidado hasta tu nombre, es que pasó el mar del tiempo borrando tu presencia de mi arena alma, y el seco viento marchitó las flores del jardín de nuestros recuerdos.

Chasqueas tus dedos y me dices que sientes frío, que en el planeta donde vives no conocen el calor corporal, pues está lleno de dioses que no conocen lo humano.

Bueno, parece ser que no eres Erató, sino Calíope.
Mil disculpas, es que alguna vez se posaron ambas sombre mi hombro, además de ser 7 las que me habían dejado loco.

Mejor no hablemos, ya que tu mirada me comunica todo y me transfiere el agua salada sin tener que beberla.

Posas tu mano sombre mi hombro, no eres mariposa, pero en tus ojos veo los mismos contornos.

Me aprietas el cuello, vaivén, ¿quieres jugar al ahorco?

Mientras haces eso tus cordilleras las presionas sobre mis labios, siento verte así como embrujada. ¿Acaso eres Súcubo y bajo apariencia de musa me engañas?

De nuevo no dices nada, solo tus curvas friccionas por mi cuerpo, y me muestras tu media luna toda ensangrentada.

Me pides que la beba, que me dará vida eterna, que Salomón se la bebió para ser el predilecto de Dios.

Me niego a hacerlo, pero desprende un aroma de feromonas, lo cual a mi lengua ya no puedo retenerla.

Miel y hiel, en conjunción a la vez, es mar salado y savia de flores del campo. Si no vivo hoy, que viva el hijo que tendremos para contarlo.

Me diste de beber la fuente de la vida y te regalé las semillas del hermitaño, no tengo nada que reprocharle a pesar del tiempo que tardaste y la violencia que a mi cuerpo perpetraste.

Nos untamos con las cremas finales, convulsiones del otro mundo regocijaban nuestros cuerpos transformados en braseros calcinandose en el infierno.

Por fin tendremos un hijo de nuevo, se llamará poesía y a los humanos enseñaremos.

Date cuenta musa, divina inspiración, tomaste a mi alma posesa de tu diabluras

Ya me toca despedirte de vuelta, me esperan 6 de tus hermanas envueltas en sábanas, fumando un cigarro y tomandose el trago amargo del invierno mezclado con el dulce del verano.