Carta a un amor que no pudo ser

Carta a un amor que no pudo ser

Sí, más de seis meses han pasado desde aquella noche que nos dijimos adiós, y desde la última vez que estuvimos juntos un poco más de dos años; ¡cómo transcurre el tiempo!, ¿verdad? Y es que el tiempo nadie ni nada lo puede detener, ¿y sabes qué ha pasado en todo ese tiempo desde la última vez que hablamos? ¡No morí de amor por ti! Y aunque es muy triste decirlo, creo que finalmente he superado nuestra relación sin futuro. ¡Heme aquí! Sigo respirando, y estos ojos que estás viendo tienen un brillo especial, tal parece que dos luciérnagas habitan en ellos todo el tiempo; ¿te has fijado en la curvatura de mis labios?, esta sonrisa que traigo ya no es causada por ti. Y aunque mucho te  lloré cuando te fuiste, también comprendí que nadie puede estar con alguien cuando a quien uno ama no está del todo enamorado; por eso te pedí que alzarás tu vuelo muy lejos de mí. No te niego que fue muy difícil haber tomado esa decisión, porque sentí que el corazón se me partió en mil pedazos, mas sin embargo tú, me dejaste ir tan fácilmente. Cómo deseé escucharte decir... ¡amor mío no te vayas, quédate conmigo y te prometo que te mostraré con hechos que si estoy enamorado de ti! Mas no lo hiciste, y entonces comprendí que estaba tomando la decisión correcta, porque el amor no se le puede mendigar a nadie, ¡eso para mí es sacrilegio puro! A estas alturas de mi vida ya estoy en paz conmigo misma, porque te lo di todo, todo mi amor te lo di a manos llenas, todo te lo llevaste, hasta la pasión de mi cuerpo se fue contigo, ¿pero sabes?, ¡todo pasa y todo cambia!, y hasta las heridas más profundas también sanan; asi que, por favor, si no vienes para quedarte es mejor que nunca más vuelvas a tocar a mi puerta. Y por lo que más quieras, no interpretes esta carta como un reproche de mi parte, solo te estoy expresando lo que me parece justo, y si lo que deseas es acallar tu conciencia pensando que sigo mal por ti, no te preocupes, porque de verdad estoy bien. Aunque también debo admitir que en el tema del amor sigo siendo muy selectiva, no cualquiera puede enamorar mi corazón, y es que prefiero estar sola que mal acompañada, y si la vida o el destino no ponen en mi camino a un buen hombre, estaré bien, porque la soledad no es tan mala compañera después de todo, así que, no tienes porque preocuparte por mí. En todo caso, deseo que te quede bien claro y sin duda alguna, que esta mujer te amó como jamás me imaginé que podría llegar amarte, y no me hubiese importado dejarlo todo por haber hecho una vida junto a ti y en cualquier rinconcito del mundo. ¡Cuántas veces me sorprendí a mi misma soñando despierta contigo! Especialmente el pensar que vendrías aquí; te visualicé tantas y tantas veces conviviendo contigo en esta casa, ¡cuánto te hubiera mimado con mis comidas, con mis caricias, con mi cuerpo, con mi todo!,  y cuantas veces me hubiera entregado a ti en esta cama desde donde ahora te estoy escribiendo esta misiva a deshoras de la madrugada, pero no se hizo realidad mi sueño, y digo mi sueño, porque yo si lo visualicé y lo anhelé con todas las fuerzas de mi ser. ¿Sabes?...En cada relación de pareja todos sabemos muy bien lo que aportamos, y también lo que necesitamos dar o lo que nunca dimos, o no quisimos dar; en todo caso es lo mismo, porque de una u otra forma, a la larga, la mayoría de las veces el que más da, y el que más ama, es el que sufre; y en nuestra historia, y a través de los años se nos hizo costumbre terminar y alejarnos por mucho tiempo, para después volver a buscarnos. De mi parte, creo que, yo estaba esperando a que un día finalmente me dijeras que querías un futuro a mi lado, pero eso nunca sucedió, y sé muy bien que nunca sucederá, por lo tanto, es hora de poner un punto final a esta relación que nos ha convertido en dos adictos, y tú sabes muy bien que ninguna adicción es buena. Por eso, es hora de escribir nuestro último adiós en las muchas páginas que hemos dejado en blanco en nuestro libro de vida, y aunque sea muy difícil para ambos, debemos terminar lo que comenzó hace más de catorce años atrás.

¿Sabes? ¡No sé como finalizar esta carta! Porque después de enviarla sé muy bien que no volveremos a intercambiar palabra alguna; ¿cómo me puedo hacer a la idea de escribir esta última carta sin que me falte la respiración aquí en mi pecho? ¡Discúlpame! Sé que tengo esta manía de hablarte así como si te estuviera mirándote de frente; ¡ah! Tengo que respirar profundamente, porque ya no quiero llorar más por la misma herida que ya está cicatrizando; pero bueno, es mejor irme ya, y ahora si terminaré de escribir esta carta, y concluyo diciéndote y deseando de todo corazón que siempre te vaya bien en todo lo que hagas, y que Dios nuestro Señor proteja en todo momento a tus seres queridos; se feliz, al menos tú se feliz, y recuerda que aunque nuestra relación no funcionó, tú siempre ocuparás un lugar muy especial en mi corazón.

¡Hasta siempre! Y por favor no te preocupes más por mí, porque yo de verdad estoy bien.

Palabras del alma

Julio/27/2021  

Martha Humphrey
Derechos reservados©