El Muerto

poema de Mae Nameky

Ya me despedí hace rato
de las risas,
también me abandonaron
los latidos.
Pero resulta que me queda
cómodo este nuevo cuerpo,
que poco y nada dice
después de los quejidos.
Se invitan los gusanos
a visitarme con gracia,
o sin ninguna gracia.
Nada sé sabe del afuera,
salvo lo vivo que traen
los convidados
sobre este nuevo cuerpo,
que cambia lento
y desagradecido
La carne y los huesos
al final son enjuiciados,
terminan polvo atrapado
en un trance,
que no puede volarse
con el viento.
Al final de cuentas,
solo ruidos mudos
fuera de este mundo.
Vos y yo…
enterrados dentro
de un olvido.

Texto Mario Guzman
Fotografía Analía Sanchez Plaza