¿QUIEN SOY

¿Quién soy?

Y aun sigo este camino tratando de alejarme de esa obscuridad cegadora de todo sentimiento y así liberarme de esta sombra que encarna sobre mi alma.

En esa oscuridad me percibo de mil formas.
Esas formas me reprimen alejándome cada vez más de la realidad y a la vez me impregnan de vergüenza para no seguir más.

Trato de extender las alas pero únicamente mis muñones responden.
Es cuando recuerdo que sigo siendo tan solo un ángel caído encadenado junto a sus mil demonios. ¡Ellos aun subestiman que en mi ya dañado corazón aun late una esperanza!
Intentan acallar mis oraciones y el amor que por siglos guarde por un arrebato de orgullo.

Fue cuando caí, cuando las nubes no me acariciaron, cuando la lluvia no lloró más en mi cuerpo, cuando ya el viento no me susurraba y cuando el suelo únicamente me observaba.
Comprendí que mis alas ya no eran mías y aun en la actualidad me encuentro arrepentido en esta solitaria prisión, con la repetitiva pregunta que flagela mi razón… ¿Quién soy?

Después de tantos siglos comprendo que no caí por el simple hecho de ya no tener alas.
Caí por haber perdido la visión del corazón.
¡Ya no puedo elevarme, ya no puedo brillar!

El castigo obtenido es esta prisión que insaciable se alimenta de mí ser, ser que se gano el sobrenombre de la sombra siniestra sin nombre. Ésta que en sus momentos de lucidez recuerda que no puede vivir sin ti.

De momentos me engaño de que esta no será más mi realidad, pero es así y así será según está escrito en el libro de los recuerdos.

Trato de elevarme, trato de brillar, pero aún no me liberaran las cadenas oxidadas de mi soberbia y sigo aquí ante el espejismo de la vida, de mi vida que la he detenido una y mil veces.
¡Ésta que tristemente llora sobre mis manos!

No quiero ser un demonio y un ángel ya no puedo ser.
Únicamente ansió la humanidad para poder lograr por este medio el llamado amor eterno y tal vez por siglos aprender a amar para no ser nunca más una sombra sin nombre tan solo recordada como el ángel caído.

Derechos Reservados.
Autor: Mario César Palma Gudiño.

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