MI AMIGA CONOCIDA

Tu esencia se apodera una vez más de mi olfato. Llega a mis pulmones, ellos se niegan a destilar ese solitario aliento que egoísta pretende volatilizar mi precaria estabilidad.

Ante tu constante acoso exijo fortaleza al corazón, él aun late lentamente soportando el dolor que le infringen esas fracturas ocasionadas por mis pasados desamores.

Mis oídos repudian las promesas de tu melosa voz, que aun pretende confirmarme que eres y que soy.

Con el tiempo sigues insistiendo y más en esos momentos, cuando mi voluntad se encuentra en declive.

Hoy que ya no me degusta tu pasado, tus fríos y solitarios brazos me han liberad. Aun en mi actual realidad, tus caricias intentan dejar huellas en mi posteridad.

No hay momento en el que muy segura de ti, me restriegues que eres fuerte, gracias a mis decepciones.

Amiga...como tal estatua que afronta la amenaza de mi olvido, ¡Tú sonríes!

Testigo fiel observabas como mis momentos de tristezas me llevan a la cima de esta gran montaña; donde apile todos los cadáveres de mis desilusiones!

Mi voluntad encallaba una y otra vez sobre este lago formado por mis constantes lágrimas. Esas que se negaron a corromper la mirada tierna que custodian mis ojos. Rebeldes surcan por todo mi rostro, desembocando sobre mis labios. ¡ Es donde yacen las mentiras de esos besos que con facilidad pronunciaban un te amo!

Suspiro tras suspiro, está lejana estrella intenta sensibilizar mi depresión. Silenciosa disipa la oscuridad con la que me atrapas. Esa que no le permite proyectarme con mi probable destino.

Celosa confundes mi figura con tu larga capa de nostalgia, arrebatando a mi estrella la oportunidad de que me empate con mi verdadero cariño.

Paciente eres, paciente me observa; segura te encuentras que una vez más implorare por tu atención.

Sueñas con llegar como tal heroína.
¡Esa que siempre has querido ser en mi vida!

De momentos ni Cupido escucha mis sollozos. Por más que mi pecho se ofrece a sus flechas ellas ignoran mis latidos. Temerosos se detienen debido a tus necias pretensiones, no permiten que él escuche las suplicas de mi corazón, ¡anhelando a su amor!

Mi rostro ya no soporta las caricias de mi compañera eterna, de mi compañera posesiva; de mi amiga la que sin querer me lastima.

Mis decepciones ya no me empujan más hacia aquel precipicio, en el que yacen algunos sueños aferrados a una que otra esperanza.

A cada paso que doy me abofeteaba la indiferencia.

Mis emociones las has mantenido prisioneras, recordándome en cada una de las vividas relaciones, que eres tú la única que evita mi total caída. Segura esperas que mi dolor ejecute la sentencia, para presentarte como mi única defensora.

Me susurras…Estaré por siempre en tu principio y tu final.

Tus largos brazos me rescataran, drogas a mi olfato con tu característica esencia llamada nostalgia. Mientras tu boca me consuela con promesas de no abandono.

Mis sentimientos aun se estremecen por el frío de tu aliento que le prodigas a mi cuerpo en aquellas noches de insomnio.

Mi mente me cuestiona acerca de mi suerte, es ahí donde comprendo que solo despierto te mantendré alejada.

Tomando taza tras taza de este amargo café, evito que te apoderes de mis escasos momentos de libertad. Estos que me mantienen alerta para que mi depresión no te en entregué tan fácil a mí ser.

Compadecida de mí, esta vieja almohada permite que mis pocos sueños de amor reposen sin temor sobre ella. No me permite recordar aquellos desamores que solo promesas efímeras me han dejado.

Con seguridad sepulto sin dolor a mis múltiples muertes sentimentales.

Esta madrugada mi mirada despierta por momentos, ella observa hacia los cielos aquellos suspiros, que rechazados por aquellos pasados desamores son custodiados por el viento. Que firme la remonta al cielo, ¡en busca de la estrella de mis anhelos !.

Cada noche una estrella fugaz se extingue dentro de mis cielos, pero mi corazón sabe que una nueva brilla en mi firmamento y yo… yo sé que aun después de todos los desprecios que te he hecho, aun después de renegar innumerables veces de ti; aun después de pensar una y mil veces en que mi solución es conformarme eternamente con tu compañía.

Sobre este viejo espejo que tengo por vida, paciente observas el reflejo de mi tristeza; aun sonriendo y muy segura de ti, me abrazas no dejando que algún amor verdadero te arrebate el dominio adquirido sobre mí espejo.
Con reproches intentas que no arme mi rompecabezas sentimental.
Me confundes para elegir el hilo menos resistente para realizar un zurcido débil a mi vapuleado corazón.

Esta madrugada no permitiré que nada ni nadie rompa con el hilo de esa ilusión…ni mis miedos, ni mis frustraciones.

Hoy por hoy ya no me encuentro actuando esa misma escena, esa en donde el desamor se proyecta como el principal protagonista, llevándome al final de su obra magistral con dos únicos finales…Aceptarte o aceptarte.

Hoy me aferro a jamás sacrificarme por algo o alguien falso, hoy me aferro a no dejar de vivir mi vida; hoy me aferro a no permitir que falsas ilusiones consuman más momentos de mi destino.

¡Mi vieja amiga!
Hoy no me conformo con tus abrazos, hoy no esperes que te acepte eternamente; hoy no exijas más, mí tiempo completo.

Incrédula me observas bajar sin ayuda de nadie esta montaña.

Perpleja observar y observas, como rápidamente me alejo decidido a vivir plenamente mi vida aceptando y gozando hasta de lo malo.

He incinerado a todos esos cadáveres de mis momentos tristes.
Pase lo que pase anhelo a una y mil oportunidades.
No cederé más espacio de mi vida del que merezcas.

Consciente estas que rechazo tu eterna compañía…¡Mi destino no es estar en tu vida!

Tantas caídas me han dotado de fuerza para levantarme sin apoyo de terceros.
Únicamente puedo ofrecerte esporádicas charlas, ¡es ahí donde te hablare de mi felicidad e infelicidad actual!

Amiga...de hoy en adelante seré yo quien sin querer te lastime y quizás para siempre te olvide.
No dependeré más de tu aliento.

Mi vieja amiga, que obsesiva pretende aprisionarme, que sin querer yo buscaba entre fuertes llantos.

Tu vieja amistad se remonta desde mis pasados, pasados en los que me observabas a través del espejo de mi vida, ¡El que siempre te reflejaba como mi eterna soledad!

Autor. Mario César Palma G.
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