GARGOLA

Gárgola

El viento me incita a serte infiel, con su voraz aliento desgasta parte de mi cuerpo. Pretende erosionar las caricias que alguna vez tatuaste sobre mi piel.

El recuerdo de lo vivido se aferra sobre mí, se manifiesta en todo mi poroso cuerpo. Con profundas grietas intentan contar a quien me observe la eterna historia de nuestro amor.

Trágico narra momentos tristes y felices de nuestro fallido pasado.

La luna surge por el oeste, su luz proyecta mi forma siniestra. Es tan horrenda que por siglos atemoriza a los hurtadores de tesoros.

Aun creando estas leyendas de tus mil maldiciones, no cesan los intentos de profanar este templo gótico donde yacen tus restos. Mi sentimiento leal a tu sacrificio resguarda con cariño tus momificados huesos.

Después de nuestra separación, el olvido no ha extraviado mi sentimiento. Las promesas que se juraron en el momento en que mis labios probaron tus besos son ya leyendas, que se narran en la actualidad.

La errante estrella ilumina en cada milenio este mágico nicho. Es donde mi amor ha logrado consagrar tus restos, que alguna vez amaron mí ser imperfecto. Reintegrarles la piel, que con un propósito me heredaste se queda en intentos ya que mis alas son tan pequeñas, tan pesadas; que una vez más me entregan al vació de la nada.

Debido al insistente sol, la preocupación te poseyó. El te confeso que en todas sus madrugadas se le antoja mi corazón. Que un día, en un momento determinado lo asaría y de un solo bocado le degustaría junto con todo ese amor.

Aquella noche decidiste desnudar tu carne para ofrendarme la mágica coraza que te resguardaba. ¡Siempre presumiste de una impenetrable armadura por piel!

No hay noche que detenga mis intentos de volar y así poderte despertar, no hay día en el cual desee que tus ojos me observen y que tus labios por siempre me besen.

Los movimientos que me regala la señora de las noches se esfuma rápidamente. El amanecer despierta al señor sol, que burlón observa a mi dañado cuerpo, que tan incompleto se encuentra debido a tantos fallidos intentos por llegar a ti.

Pero cada noche, lentamente me acerco más y más a tu fría morada.
La distancia aun se mofa, pero una noche, una madrugada dejare de ser llamada la gárgola que sueña con entrelazar los restos de su primer y único amor eterno.

La luna me grita sobre su cielo… ¡se paciente!
Con su cálida luz proyecta mi sufrir sobre aquellos nacientes planetas, testigos mudos de mi desesperación al no tenerte.

Tierna me susurra que en alguna madrugada eclipsara al sol para que en mi despertar, con calma pueda llegar hacia donde duermes para abrazarnos y jamás soltarnos.

Ella, la damisela, la señora de las estrellas, que en tu ausencia ha sido la compañera incondicional de esta erosionada gárgola. Que infeliz ahora y también mañana sufre ya que quien devora en estos momentos sus besos, ¡no es el ser de aquellos entrañables restos!

Autor. Mario César Palma G.
Derechos Reservados.

Comentarios & Opiniones

Marco

Una obra llena de imágenes lúgubres entre un aura de pasiones perdidas entre la desesperanza y el frenesí. Excelsa obra compañero. Miles de bendiciones para ti.

Critica: 
Hechicero de Dragones

Muchas gracias por leerme y que te guste mi esescrito. Te invito a que me.leas más para darme tu punto.de vista Alejandro Silva. Bendicionez

Critica: 

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