EL YA ME OLVIDO

poema de PochaUlloaC.

Ël ya me olvido
(Ella ya me olvido. Leonardo Favio)
DEDICADO A LA MEMORIA DE LEONARDO GABIO
ARGENTINA

En la senectud de la existencia
aún lo recuerdo
nunca lo olvide entre las cortinas de tules
en la almohada de la juventud
iniciando el verano que nunca olvide
las flores en el cabello
el vestido al viento como gitana
sus tersas manos rosadas acariciando la piel
su voz de gato meloso susurrando en mi oído
el beso apasionado con la mirada gris de luna llena
Él ya me olvido
el olor del jardín de Neptuno de fresco aroma
abrazos perdidos en los segundos del reloj
horas que pasan contemplando nuestros ojos
el rubor de las mejillas y el sorbo de pasión
caricias de alcohol me enseñaste a beber
extasiada ante las brasas de maruchas semicrudas
picantes y burbujeantes copas de dulce elixir
poesía escrita para mí en el altar frenético
del romance que no finalizaría
Él ya me olvido
El septuagenario caballero y su imperio
Tan solitario como el mío sin carruajes de antaño
Sin alegrías de imágenes de cine
Chocolates y poemas al son de oso polar
Décadas de lluvias de agua cristalina
Tantas gotas que el río se llevó caudalosamente
Misterio de caricias desaparecidas en el vaho del calendario
Que noche se enterró la bitácora de viaje
En el mar embravecido del olvido.
Él ya me olvido
con las misivas apolilladas y deslucidas
con la estampita de Jesús en viernes santo
con los tanques y fusiles paseando las calles
épocas de militares prisioneros de la trampa política
Escuchando la voz poética en ondas radiales
Jugueteando con las ondas del cabello ensortijado
Extasiada con los ojos verdosos y la perfecta sonrisa
Lágrimas del adiós que ahogan aún quisiera impedir el desamor
Siento la sal perdón por dejarte ir.
Él ya me olvido
en la senectud aún estoy presente
escucho el latir recorriendo las viejas calles
ya no sufro no permito el dolor y la amargura
solo interrogo los dos en caminos solitarios
que destino vejez desamparados
solo con el gusto y el deleite del carmesí saboreado
él ya me olvido Yo lo recuerdo
en las copas del espejo radiante
con la frescura y belleza que el tiempo esfumo.