La isla

poema de Sumí

En la línea del ocaso se vislumbra una barca. Ahí va un valiente soldado navegando en el poniente. ¿Será que aún en estas circunstancias sigue siendo valiente? Lleva días navegando sin rumbo, sin otra alma que lo acompañe. A veces la marea sube y le enjuagua las heridas. Los labios cuarteados ansían esperanzadamente no sabe él cuál néctar, pero ya ni el agua salobre le llega la boca. Navega y navega esperando hallar la tierra prometida. Lo que el valiente soldado no sabe es que las fieras aguas que transita son los mares que circundan su propia isla.