Que puedo dar...
Que puedo dar...
Los lazos de la amistad se tejen
lentamente pero feliz,
mis manos que escriben
se extienden llenas de afecto
y de sueños por compartir,
en un cielo sin fronteras ni fin
en un espacio sin tiempo,
estela celeste que anuncia
verano o invierno
que habla del amor
y del desamor,
de las lunas ocultas
y de aquellas
que iluminan con fulgor.
De la vida que pasa
y del camino también,
de los viejos recuerdos
y de los que están por nacer.
Del mundo que cambia
y del amor pasajero,
que se lleva las ansias,
de la noche y el viento,
de los amores muertos.
De la barca que navega
y atraca en otros puertos
y del grito que desgarra
o se ahoga en silencios.
Del amor que suspira
e invita a pasar,
del mutismo que responde
cuando habita soledad,
del cuarto solitario
del libro sin leer,
del vino en el armario
que no se puede beber,
de tantas y tantas cosas
que se pueden esperar
como el ramo de rosas
que nunca se vio llegar.
Del jardín florecido
de esa hermosa canción
del canto de aquel rio
de la flor y el ruiseñor,
de la voz que se apaga
en medio del dolor
de una luna temprana
de partidas sin razón,
y de la bella mañana
de la esperanza del sol,
de la rutina y los días
del poeta que murió
de toda la melancolía
de lo que soy y no soy,
de los ojos que vagan
entre el amor y el horror,
de la imagen que se queda
tatuada en el corazón.
Y, todo lo que en mi cielo
con palabras voy a pintar
solo tiene un anhelo,
poderlas expresar.
Lyda de Jericó DRA- Colombia