Hotel, Dulce Hotel…
Y así llegamos al final del día,
Al principio de la noche,
Al filo de una indescriptible pausa del tiempo
Donde el amanecer descubre la desnudes de dos cuerpos.
Un par de camas y toallas,
Un baño de agua caliente,
Pero no tanto como tu interior;
Una seducción en espera sobre el lecho
Frente al televisor.
Una habitación con vistas a tu piel,
Con las luces apagadas y sábanas al piso,
Como reverencia de tu cuerpo sobre el mío.
Con los besos entre luces de la calle y tus muslos.
Con beligerante toque de tus manos y mis labios,
Incesante nerviosismo palpitante que resonaba
Por el aire encerrado, disfrazado de gemidos
Aprisionados.
Fue una hoguera tal cual chimenea en un lugar cualquiera
Del aposento; así al terminar, la alborada descubrió
Dos estatuas de sal viendo al horizonte, pasar el minutero
Del reloj que no cesa de medir momentos perdurables.
Hubiéramos inventado un nombre falso y dejado en recepción
Y quizás la pasión de la curiosidad de dos miradas
Hubiese sido un fetiche perfecto,
Un crimen perfecto.
Un hotel, dulce hotel…