PUEDO AMAR EN SILENCIO

Puedo amar en silencio,
mejor que a voces.
Y sufrir en silencio,
mejor que a golpes.
Hasta que el amor,
igual que vino, extienda
sus negras alas y se vaya.

Puedo amar sin decir nada,
y esperar, pacientemente,
a que este convulso mundo,
con sus rápidos giros,
me devuelva a la tumba.

Puedo mirar para otro lado,
y sonreírle, por qué no, a la vida
-a ella mis verdaderos sentimientos
nada le importan-, consolarme
con los besos del otoño,
con las caricias de la lluvia,
con la fría mirada
de las nevadas cimas…

Yo puedo hacerlo todo,
salvo empezar de nuevo;
eso está reservado
para los bendecidos por los dioses,
yo sólo soy un torpe jardinero
que, distraídamente, se clava las espinas
cuando pretende oler las rosas…

¡Pero siempre adelante!
¿Mirar atrás? ¿Por qué?
¿Alguien me llama?
Hay que morir luchando,
y hoy, precisamente hoy,
en este primer día
de nostálgico otoño,
no quiero entristecerme ¡por nada,
ni por nadie!

Somos las hojas
de un mismo árbol
que el viento de la tarde
arranca cuando quiere.
Avancemos, tranquilos,
mecidos por la brisa
y no miremos atrás…
porque el pasado
tiene frágil memoria,
y nada quiere
saber de nosotros.